quinta-feira, 30 de outubro de 2014

A Bancarrota do revisionismo cubano

BANCARROTA DEL REVISIONISMO CUBANO

[Advertencia: El presente documento del martes 5 de octubre de 2010, fue redactado por el Partido Comunista del Ecuador - Sol Rojo (http://pukainti.blogspot.com/). Este Partido, a pesar de desenmascarar a la camarilla cubana, ha dado en muchos de sus documentos una falsa imagen de la situación actual del Partido Comunista del Perú, afirmando que la guerra popular avanza imparable y que Gonzalo jamás traicionó; tergiversaciones que emulan a las sandeces que un fantasmal MPP de Dinamarca (www.solrojo.org) malintencionalmente difunde en las organizaciones revolucionarias del mundo para evitar que éstas estudien las causas precisas de la derrota de la guerra popular en Perú, caigan en los mismos errores y sean derrotadas de la misma forma por Estado burgués.]



En los últimos días el escenario internacional ha estado marcado por informaciones inherentes a los aparentes cambios que se están imprimiendo en la estructura económica, política y social de Cuba.


Sobre el mismo tema la izquierda revisionista y oportunista del Ecuador ha salido al “encuentro” de esas noticias manifestando lo “oportuno” de los mismos considerando el viraje que ha tomado la humanidad y que pueden ser llevados adelante “sin que se pierda la esencia de la revolución”. Los más “radicales” hablan de…..”Las variantes que se vienen dando en Cuba representan un paso atrás en la revolución”.


-Ni lo uno, ni lo otro-.


Los alcances de la revolución cubana desde su proposición hasta nuestros días han estado marcados por su carácter democrático-burgués, con la particularidad de que sobre la marcha se incorporó al discurso democrático un lenguaje socializante, seudo marxista, que por su naturaleza arrastró dicho proceso a transitar el camino revisionista. De ninguna manera esto nos coloca en posición de negar algunos avances democráticos de la revolución cubana, pero es imprescindible aclarar que esos logros definitivamente estaban y están muy lejos de tener fundamentos socialistas como torpemente ha venido sosteniendo sus dirigentes.


De que la “Revolución” ha dado “un paso atrás” es igual de falso ya que la Revolución Cubana jamás dio un salto “adelante” en torno a la construcción de Socialismo en las condiciones históricas de su aplicación manifiesta en primera instancia como Dictadura del Proletariado que allane el camino al Comunismo.


Precisamente después de la segunda mitad del siglo XX con el asalto al Poder por parte de la camarilla revisionista de Jrushov en el XX Congreso del PCUS, ya se atizaban las diferencias entre el social imperialismo soviético y el imperialismo estadounidense por el control del planeta. Mientras tanto en Cuba el Movimiento 26 de Julio (Nacionalista-Democrático), sujeto a los principios inscritos en las aspiraciones que tenía la pequeña burguesía y la burguesía nacional de romper lazos con los grandes terratenientes, los monopolios del azúcar, el turismo, la banca, se emprende con la revolución Cubana, alistada en las revoluciones democráticas de viejo tipo que pretendían, entre otras cosas, aperturar espacios de participación en el circuito de la producción nacional de actores económicos constreñidos por el imperialismo y su burguesía servil.


Veamos algunos puntos de importancia al respecto:


El 26 de octubre de 1953, Fidel Castro señalaría que el contenido de la “revolución” en Cuba era nacionalista y democrático burgués, “que recupere la constitucionalidad y ponga en pie algunas reformas que activen el crecimiento económico y fortalezcan a los industriales afectados por el neocolonialismo, haciendo énfasis en el mercado interno”.


La manera correcta de ampliar los ejes programáticos de esta revolución –no socialista- se refleja de manera contundente en su Programa:


De acuerdo al MANIFIESTO DE LA SIERRA, del 12 de junio de 1957 elaborado por Fidel Castro éste era el “programa revolucionario” del proceso cubano:


1. Formación de un frente cívico-revolucionario con una estrategia común de lucha.


2. Designar desde ahora una figura llamada a presidir el gobierno provisional, cuya elección en prenda de desinterés por parte de los líderes oposicionistas y de imparcialidad por el que resulte señalado, quede a cargo del conjunto de instituciones cívicas.


3. Declarar al país que, dada la gravedad de los acontecimientos, no hay otra solución posible que la renuncia del dictador y entrega del poder a la figura que cuente con la confianza y el respaldo mayoritario de la nación, expresado a través de sus organizaciones representativas.


4. Declarar que el frente cívico-revolucionario no invoca ni acepta la mediación o intervención alguna de otra nación en los asuntos internos de Cuba. Que, en cambio, respalda las denuncias que por violación de derechos humanos han hecho los emigrados cubanos ante los organismos internacionales y pide al gobierno de los Estados Unidos que en tanto persista el actual régimen de terror y dictadura, suspenda todos los envíos de armas a Cuba.


5. Declarar que el frente cívico-revolucionario, por tradición republicana e independentista, no aceptaría que gobernara provisionalmente la república ningún tipo de junta militar.


6. Declarar que el frente cívico-revolucionario alberga el propósito de apartar al ejército de la política y garantizar la intangibilidad de los institutos armados. Que los militares nada tienen que temer del pueblo cubano y sí de la camarilla corrompida que los envía a la muerte en una lucha fratricida.


7. Declarar bajo formal promesa que el gobierno provisional celebrará elecciones generales para todos los cargos del Estado, las provincia y los municipios en el término de un año bajo las normas de la Constitución del 40 y el Código Electoral del 43 y entregará el poder inmediatamente al candidato que resulte electo.


8. Declarar que el gobierno provisional deberá ajustar su misión al siguiente programa:


Libertad inmediata para todos los presos políticos, civiles y militares,


Garantía absoluta a la libertad de información, a la prensa radial y escrita y de todos los derechos individuales y políticos garantizados por la Constitución.


Designación de alcaldes provisionales en todos los municipios, previa consulta con las instituciones cívicas de la localidad.


Supresión del peculado en todas sus formas y adopción de medidas que tiendan a incrementar la eficiencia de todos los organismos del Estado,


Establecimiento de la carrera administrativa.


Democratización de la política sindical promoviendo elecciones libres en todos los sindicatos y federaciones de industrias.


Inicio inmediato de una intensa campaña contra el analfabetismo y de educación cívica, exaltando los deberes y derechos que tiene el ciudadano con la sociedad y con la patria.


Sentar las bases para una reforma agraria que tienda a la distribución de las tierras baldías y a convertir en propietarios a todos los colonos, aparceros, arrendatarios y precaristas que posean pequeñas parcelas de tierra, bien sean propiedad del Estado o particulares, previa indemnización a los anteriores propietarios.


Adopción de una política financiera sana que resguarde la estabilidad de nuestra moneda y tienda a utilizar el crédito de la nación en obras reproductivas, Aceleración del proceso de industrialización y creación de nuevos empleos.”


Como se puede evidenciar en el Programa de la Revolución Cubana en ninguna parte se hace alusión alguna al Socialismo. El proletariado como concepción ideológica y política es totalmente inexistente.


El Manifiesto se refiere al “Frente Cívico Revolucionario”. No conoce ni entiende que la sociedad está dividida en clases y que entre ellas existen antagonismos irreconciliables que se manifiestan como lucha de clases, motor de las sociedades. La concepción de lo “civil” está marcada por una referencia explícita a lo no uniformado, no militar y en ese “costal” meten a todos, burgueses, terratenientes, obreros, campesinos pobres, pobladores, etc. La versión moderna de esta propuesta la esgrime el régimen de Correa con el eufemismo burgués de la “revolución ciudadana”, como si todas las clases al unísono tengan intereses comunes por los cuales luchar.


No se refiere a una clase específica que administre el nuevo gobierno en función del erguimiento de un nuevo Estado. Por el contrario, se refieren básicamente a la “figura”, un individuo que más parecería ser sacado de designios religiosos o mesiánicos. Obviamente, el Mesías era inexcusablemente él, Castro.


Es evidente que el carácter de esa revolución no pasaba del reformismo burgués, no comprendían –porque no eran marxistas- la diferencia sustancial entre sistema de gobierno con sistema de Estado.


Pretendían separar al Ejército de lo político, desde luego, por desconocimiento de qué es el Estado y a qué clase sirve. Cuál es el rol político del mismo, de sus instrumentos, como entre otros es el caso del aparato represivo.


La reforma agraria fue igual de burda: expropiación de predios no utilizables previa indemnización de sus antiguos propietarios. De la misma manera como más de medio siglo después está emprendiendo en el Ecuador el régimen reformista de Correa. Cuánta identidad no es casualidad, es el sello de clase que los aproxima. No intecionan destruir a los terratenientes como clase sino evolucionarlos de tal manera que se ajusten al nuevo formato burocrático.


Desde luego que habrá quienes sostengan que esta era una propuesta inicial que sustantivamente evolucionó en “revolución socialista”. ¡No!, fue una revolución democrático burguesa dirigida por la pequeña burguesía intelectual, que no fue impulsada únicamente por el Ejército Rebelde comandados por Castro y Guevara en Sierra Maestra (puerilidad del foco guerrillero), sino que se apoyó en una briosa lucha emprendida en las ciudades por los sindicatos, mineros, estudiantes y pobladores en general que sin correcta dirección política en los objetivos bregaban contra el régimen tiránico del dictador desgastándolo en los combates urbanos, la paralización de la producción, inestabilidad de la retaguardia enemiga, etc., para posteriormente a esa revolución adaptarle un discurso seudo marxista y mutar de revolución democrático burguesa dirigida por la burguesía a revolución democrática burguesa dirigida por el revisionismo que nutría –y sostiene hasta la actualidad- la dictadura burgués burocrática.


Al poco tiempo del triunfo de la revolución, Fidel Castro y E. Guevara deciden precipitadamente visitar los EEUU con el ánimo de pregonar que "la revolución cubana no es una revolución comunista" que el espíritu de la misma era democrática, en contra de la dictadura de F. Batista. La dirigencia cubana nunca se planteó objetivamente que el carácter de la Revolución tenía que ser Socialista, por el contrario, debía ser democrática. Por la caracterización del país, semifeudal y totalmente sometida por el imperialismo yanqui el carácter necesariamente de esta revolución debía ser democrática, popular y antiimperialista. La variante estriba en el hecho de que quienes dirigieron la revolución estaban cobijados por ideología burguesa, relegando la responsabilidad del proletariado como fuerza ideológica fundamental en la conducción de la revolución y su tránsito ininterrumpido al Socialismo


El marco internacional en el que se desenvolvió en sus primeros tiempos la revolución cubana y particularmente la manera de cómo reaccionó en segunda instancia frente al imperialismo yanqui bajo estímulo de la URSS, hizo profundizar algunos aspectos de la revolución tales como la reforma agraria, la expropiación de importantes medios de producción de la burguesía y terratenientes, etc. Algunas actitudes anti-imperialistas (direccionadas básicamente contra los EEUU) y su “adhesión verbal” al marxismo-leninismo han desorientado a mucha gente en Cuba y en el mundo -inclusive en no pocos casos a nosotros en las décadas de los 60´y 70´del siglo pasado al no entender bien y objetivamente el proceso cubano, tanto así que circunstancialmente al encontrar “oídos receptivos” en el revisionismo de la izquierda ecuatoriana Cuba se constituyó en el principal estímulo de éstos para que precipiten sus tibios intentos por “hacer revolución en el Ecuador” bajo el influjo ideológico (foco guerrillero, guevarismo, revisionismo, oportunismo) de Cuba, aspecto que se refleja en la incoherencia del manejo político, la subjetividad de la propuesta estratégica y sencillamente en el estruendoso fracaso aun antes de empezar.


Posteriormente la dirigencia cubana representada por Fidel Castro acudió al llamado de los revisionistas soviéticos y asistió a la conferencia de la dirección mundial revisionista en Moscú en 1.965 para planear la división del Movimiento Comunista Internacional en beneficio de la corriente revisionista soviética y en detrimento o la búsqueda por “debilitar” la tendencia correcta que enarbolaba el PCCH.


Fueron precisamente los dirigentes cubanos quienes han sostenido su neutralidad en la lucha entre marxistas y revisionistas pregonando el eclecticismo y el pragmatismo, expresiones propias del revisionismo y del oportunismo.


Fue el propio Fidel Castro quién aprovechó la reunión de numerosos dirigentes revolucionarios y la atención del mundo sobre la Conferencia Tricontinental para calumniar a la Revolución Popular China y a sus dirigentes encabezados por Mao Tse-tung. Y es que en la confrontación ideológica entre el PCCH (Partido Comunista de China) y el PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética) en donde se evidenció al Movimiento Comunista Internacional el carácter revisionista y social imperialista de la URSS. Cuba estableció su posición, obviamente del lado revisionista, del PCUS.


Fueron los dirigentes cubanos los que se negaron a asistir al V congreso del Partido Albanes del Trabajo cuando en Albania se ejercitaba la Dictadura del Proletariado (Socialismo) en la medida que éstos también combatían al revisionismo Soviético


LA dirección Cubana sostenía lo innecesario de contar con Partido Comunista para dirigir la revolución, soslayando el papel que cumple, determinante por cierto, el proletariado y su organización en la revolución. Esta concepción oportunista se evidencia en la mecánica de cómo se presentó la Revolución Cubana. Primeramente se hizo la revolución aprovechando –acertadamente- el estado de ánimo y vocación de lucha del pueblo cubano, se tomaron el Poder, después se declararon “socialistas” y posteriormente construyeron el Partido Comunista sobre la base de su proyecto burocrático.


Ha sido la dirigencia cubana quién ha promulgado la línea “tercerista”, el foco guerrillero, negando el papel que cumplen las masas, desestimando el papel de éstas pretendiendo sesgar o negar el rol que cumplen como hacedoras de la historia para dar paso a los caudillos, los imprescindibles, los “superhombres”, de ahí la manera como resaltaron la “figura” del Che, Castro y otros quienes fueron colocados sobre las masas y sobre la ideología. Es importante resaltar que ningún pueblo, grupo u organización que se parapetó en la doctrina del “foco guerrillero” tuvo éxito en sus pretensiones revolucionarias. Sus propios mentores, incluido Guevara, quién al desestimar proterva y fatuamente el carácter determinante que tiene la participación de las masas en la Guerra revolucionaria, murió en Bolivia ceñido al error histórico.






Fidel Castro sostenía que "las condiciones subjetivas en Cuba antes de la revolución eran 7 0 10 fusiles" (¿las masas?, ¿las contradicciones de clase? ¿el aspecto ideológico?) yarremetiendo contra todo criterio marxista sostenía que " yo solo, soy capaz de hacer la revolución en el Brasil", afirmaciones que reflejan en síntesis su arrogancia y concepción pequeño burguesa de la historia, del papel del proletariado, de la lucha de clases y de las perspectivas de la revolución.


Amparados bajo las parámetros teóricos y prácticos que dictó el XX Congreso del PCUS y con él de la consolidación del revisionismo en la ex URSS, en Cuba se generó la burguesía burocrática que reemplazó con un formato económico y político socializante al régimen déspota y represivo de los sectores burgueses más recalcitrantes de la Isla dirigidos por F. Batista. Posterior al triunfo de la revolución, Cuba se inscribió en la nueva división internacional del trabajo que imprimió la URSS y como requerimiento estratégico en la disputa entre las potencias imperialistas de entonces.


Ha sido la dirigencia cubana la que se ha ido apoyando cada vez más en los pequeños propietarios del campo y de la ciudad sin preocuparse de las repercusiones políticas que tiene este predominio, base material del revisionismo. NO es raro que ahora se “saquen la máscara” y abiertamente sostengan el proyecto de “dar paso al capitalismo” si nunca salieron de él, por el contrario, lo evolucionaron a las condiciones particulares de su revolución.


Son ellos quienes crearon dependencia umbilical con el revisionismo soviético abandonando el camino de los propios esfuerzos, del propio desarrollo industrial. El presidente Mao nos ha dicho "¿acaso no se puede templar el acero en el patio trasero de la casa?". Caído el revisionismo soviético era cuestión de tiempo para que la dirigencia cubana entre también en bancarrota arrastrando a las masas de ese país a vivir el oprobio y la miseria que hoy vive. No es raro que desde la bancarrota revisionista de la URSS los mandatarios cubanos vaguen por el planeta buscando nuevos imperialismos o países capitalistas desarrollados a quién entregarse para pretender argumentar condiciones para sostener la dictadura burocrática en la Isla.


La dirigencia cubana soslayó la necesidad de diversificar la producción en función de las necesidades de las masas dando continuidad al mono cultivo de caña, meta del desarrollo económico de Cuba que evidencia -entre otras cosas- el carácter feudal de su economía (¿a caso los yanquis no pensaban y hacían lo mismo en Cuba en la época de Batista?). Producir azúcar, negociarla por petróleo con la URSS a su tiempo, hoy con Venezuela y los remanentes reexportarlos para captar divisas. Estimular el turismo poniendo de rodillas a las masas en condiciones serviles al capital extranjero parecería ser la ecuación perfecta del pragmatismo pequeño burgués.


Fue Fidel Castro quién "tratando de oponerse a la gran tesis marxista de que el imperialismo y todos sus lacayos vistos en perspectiva son tigres de papel, ha sostenido estúpidamente "Sería ridículo ponernos a discutir si son galgos o son podencos, si son podencos, si son de papel o si son de hierro".


"Sobre la posición de Cuba, a la par que coqueteaba con el imperialismo decía: "nosotros no nos vamos a poner a la derecha ni a la izquierda, ni al centro...nos pondremos más adelante de la derecha y de la izquierda". Una vez más su mentalidad ecléctica prevalecía desnudando su condición de clase.


Sobre la necesidad de la lucha armada para la conquista del poder político, sostenía: "cada pueblo debe decidir su vía...que las escojan los pueblos y en unos casos serán pacíficos y en otros el camino de la lucha armada". Cuando hicieron la revolución en Cuba, para la dirigencia revolucionaria la Lucha Armada era una innegable necesidad. Ahora, cuando le conviene, la lucha Armada es relativa y como si fuese poco “optativa”. Ellos saben que la Lucha Armada es una vía inevitable para destruir el viejo Poder, que dialécticamente no existe manera alguna para prescindir de esta forma de hacer política. Su experiencia aún en su condición de revisionistas les dicta que el imperialismo, la burguesía, los terratenientes, aquellos que detentan el Poder confrontarán todo intento que pretenda desplazarlos del mismo haciendo uso de los métodos más cruentos, sanguinarios y violentos. Esta declaración de Castro más parecería responder al interés de que el imperialismo no vincule a la dirigencia cubana a los procesos del revisionismo armado en Latinoamérica –fundamentalmente- que no dejan de ser un “dolor de cabeza” para los EEUU y seguir coqueteándolo a ver qué podría conseguir de ellos.


Una de las expresiones más decidoras de la dirigencia cubana en la voz de Fidel Castro fue cuando sostuvo aquello de que "el comunismo como sistema social, resuelve el problema económico y priva la libertad; el capitalismo quizá mate de hambre, el comunismo por extinción de libertad". ¿Cómo puede hablar un individuo que no conoce del socialismo y del comunismo acerca de sus virtudes o sus defectos? La dirigencia cubana declama el carácter “socialista” de su revolución y ni siquiera creen en ella, no están convencidos de su aplicación, de su necesidad e inevitabilidad histórica. La “razón social determina la conciencia social del individuo”, de ahí sus interpretaciones subjetivas.






Fue Fidel Castro quién sustentaba que la lucha ideológica que planteaba el marxismo leninismo maoísmo contra el revisionismo soviético no era más que una “discusión bizantina".


Cuando la hiena de Alan García asesinaba al pueblo peruano y masacraba de la manera más vil y hartera a los camaradas del Partido Comunista del Perú en las Luminosas Trincheras de Combate; cuando en el Ecuador León Febres Cordero desataba la represión y se mostraba como uno de los regímenes más reaccionarios de la historia del país, la dirigencia cubana RECIBIÓ en su país a estos dos delincuentes con todos los honores de “jefes de estado” avalando de esta manera sus comportamientos.


China maoísta no tuvo solamente en el imperialismo norteamericano, en las potencias capitalistas, en los remanentes del vejo Poder a sus detractores y enemigos acérrimos, a su tiempo la dirigencia cubana respaldando al revisionismo soviético también combatió a la China Popular. Las contradicciones que se generaron entre China y la órbita que comprometía a la URSS revisionista trascendieron de la lucha a dos líneas para ubicarse en la lucha entre dos concepciones antagónicas e irreconciliables como es entre el marxismo leninismo, hoy marxismo-leninismo-maoísmo y el revisionismo. Hoy en día no resulta raro que la China capitalista con ínfulas imperialistas tenga estrecha relación con los hermanos Castro y la burguesía burocrática cubana. La historia de la lucha de clases en la arena internacional el momento del deslinde contrapuso a las dirigencias de estos dos países, hoy se aúnan, se alinean, a la final se identifican en sus medios, en sus propósitos, en su naturaleza de clase. En la década de los 60´y 70´del siglo pasado enemigos de clase, hoy aliados revisionistas.


Fidel Castro, además de conminar a las FARC de abortar la lucha armada por considerarla espontánea en relación al rescate que hiciera la represión de los retenidos por la guerrilla colombiana, entre otros de Ingrid Betancourt y de los tres agentes de la CIA manifestó que “se abría un capítulo de paz para Colombia, proceso que Cuba viene apoyando desde hace más de 20 años como el más conveniente para la unidad y liberación de los pueblos de nuestra América, utilizando nuevas vías en las complejas y especiales circunstancias actuales, después del hundimiento de la URSS”. Resulta una interpretación muy particular del “padre del revisionismo de los últimos años”. Abría que preguntarse ¿cómo el problema de la paz y la resolución de los antagonismos de clase se simplifican a la liberación de unos prisioneros de guerra, considerando que no son pasos que adelantan las masas y su clase fundamental: el proletariado, sino acciones que devienen del interés del viejo Estado y como contraparte una guerrilla extraviada también en el aspecto ideológico? Sería bueno escuchar a Castro de qué manera la liberación de los retenidos por las FARC aporta a la “unidad y liberación de nuestra América” en el marco de nuevas vía para conquistar los objetivos de los pueblos. Si no es lucha armada ¿cuál es el camino a la liberación? ¿La integración latinoamericana que ahora pregonan con el ALBA que no es otra cosa que la asociación de burgueses productores? ¿La vía electoral o parlamentaria? Obvio que F. Castro lo plantee, su condición de clase le dicta el camino y ese es el de la pequeña burguesía, el del reformismo burgués, de la restauración estatal, el del eclecticismo, el camino burocrático del cual él es un innovador para la América dolida.


Así como estos muchos más son los argumentos que podemos encontrar en la práctica social de Cuba para desnudar la inexistencia de un proyecto Socialista. Vale mencionar que el proceso cubano manejado desde 1.959 hasta la actualidad por la dirigencia burócrata del hoy Partido Comunista de Cuba ha jugado un magro papel en las fuerzas revolucionarias del mundo y muy particularmente de Latinoamérica al abordar con sus concepciones revisionistas la intencionalidad de las masas por desarrollar revolución y alejarlas de los correctos ejercicios revolucionarios que apuntalen el proyecto histórico del Proletariado y sus aliados.


Los maoístas siempre valoraremos en su verdadera dimensión el esfuerzo y la lucha estoica del pueblo cubano, no obstante no podemos perder la perspectiva de cuán dañina y anti histórica ha sido la conducción de sus luchas en manos del revisionismo castrista y guevarista, pues es sobre ese referente “revolucionario” sobre el que preponderantemente la reacción a levantado calumnias y desinformación en relación al verdadero carácter que debe tener una revolución bien definida ideológicamente en torno al marxismo leninismo, hoy marxismo-leninismo-maoísmo.


Hay mucho por hacer en Cuba. Respecto del socialismo está TODO POR HACER y lo más importante, reemprender con una Revolución que verdaderamente transite al socialismo no antes barrer todo vestigio que lo comprometa con cualquier imperialismo y la dictadura burgués burocrática.


Pukainti-ec@hotmail.com


Pce-solrojo@hotmail.com


¡VIVA EL MARXISMO LENINISMO MAOÍSMO!


¡A COMBATIR AL REVISIONISMO!


¡SALVO EL PODER, TODO ES ILUSIÓN!


A CONQUISTAR EL SOL ROJO DE LA LIBERACIÓN: ¡EL COMUNISMO!






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