quinta-feira, 30 de outubro de 2014

Abaixo o revisionismo cubano: ponto de vista albanês

Sobre Cuba, do ponto de vista dos hoxhaístas albaneses, um texto curioso: abaixo o revisionismo cubano

A Bancarrota do revisionismo cubano

BANCARROTA DEL REVISIONISMO CUBANO

[Advertencia: El presente documento del martes 5 de octubre de 2010, fue redactado por el Partido Comunista del Ecuador - Sol Rojo (http://pukainti.blogspot.com/). Este Partido, a pesar de desenmascarar a la camarilla cubana, ha dado en muchos de sus documentos una falsa imagen de la situación actual del Partido Comunista del Perú, afirmando que la guerra popular avanza imparable y que Gonzalo jamás traicionó; tergiversaciones que emulan a las sandeces que un fantasmal MPP de Dinamarca (www.solrojo.org) malintencionalmente difunde en las organizaciones revolucionarias del mundo para evitar que éstas estudien las causas precisas de la derrota de la guerra popular en Perú, caigan en los mismos errores y sean derrotadas de la misma forma por Estado burgués.]



En los últimos días el escenario internacional ha estado marcado por informaciones inherentes a los aparentes cambios que se están imprimiendo en la estructura económica, política y social de Cuba.


Sobre el mismo tema la izquierda revisionista y oportunista del Ecuador ha salido al “encuentro” de esas noticias manifestando lo “oportuno” de los mismos considerando el viraje que ha tomado la humanidad y que pueden ser llevados adelante “sin que se pierda la esencia de la revolución”. Los más “radicales” hablan de…..”Las variantes que se vienen dando en Cuba representan un paso atrás en la revolución”.


-Ni lo uno, ni lo otro-.


Los alcances de la revolución cubana desde su proposición hasta nuestros días han estado marcados por su carácter democrático-burgués, con la particularidad de que sobre la marcha se incorporó al discurso democrático un lenguaje socializante, seudo marxista, que por su naturaleza arrastró dicho proceso a transitar el camino revisionista. De ninguna manera esto nos coloca en posición de negar algunos avances democráticos de la revolución cubana, pero es imprescindible aclarar que esos logros definitivamente estaban y están muy lejos de tener fundamentos socialistas como torpemente ha venido sosteniendo sus dirigentes.


De que la “Revolución” ha dado “un paso atrás” es igual de falso ya que la Revolución Cubana jamás dio un salto “adelante” en torno a la construcción de Socialismo en las condiciones históricas de su aplicación manifiesta en primera instancia como Dictadura del Proletariado que allane el camino al Comunismo.


Precisamente después de la segunda mitad del siglo XX con el asalto al Poder por parte de la camarilla revisionista de Jrushov en el XX Congreso del PCUS, ya se atizaban las diferencias entre el social imperialismo soviético y el imperialismo estadounidense por el control del planeta. Mientras tanto en Cuba el Movimiento 26 de Julio (Nacionalista-Democrático), sujeto a los principios inscritos en las aspiraciones que tenía la pequeña burguesía y la burguesía nacional de romper lazos con los grandes terratenientes, los monopolios del azúcar, el turismo, la banca, se emprende con la revolución Cubana, alistada en las revoluciones democráticas de viejo tipo que pretendían, entre otras cosas, aperturar espacios de participación en el circuito de la producción nacional de actores económicos constreñidos por el imperialismo y su burguesía servil.


Veamos algunos puntos de importancia al respecto:


El 26 de octubre de 1953, Fidel Castro señalaría que el contenido de la “revolución” en Cuba era nacionalista y democrático burgués, “que recupere la constitucionalidad y ponga en pie algunas reformas que activen el crecimiento económico y fortalezcan a los industriales afectados por el neocolonialismo, haciendo énfasis en el mercado interno”.


La manera correcta de ampliar los ejes programáticos de esta revolución –no socialista- se refleja de manera contundente en su Programa:


De acuerdo al MANIFIESTO DE LA SIERRA, del 12 de junio de 1957 elaborado por Fidel Castro éste era el “programa revolucionario” del proceso cubano:


1. Formación de un frente cívico-revolucionario con una estrategia común de lucha.


2. Designar desde ahora una figura llamada a presidir el gobierno provisional, cuya elección en prenda de desinterés por parte de los líderes oposicionistas y de imparcialidad por el que resulte señalado, quede a cargo del conjunto de instituciones cívicas.


3. Declarar al país que, dada la gravedad de los acontecimientos, no hay otra solución posible que la renuncia del dictador y entrega del poder a la figura que cuente con la confianza y el respaldo mayoritario de la nación, expresado a través de sus organizaciones representativas.


4. Declarar que el frente cívico-revolucionario no invoca ni acepta la mediación o intervención alguna de otra nación en los asuntos internos de Cuba. Que, en cambio, respalda las denuncias que por violación de derechos humanos han hecho los emigrados cubanos ante los organismos internacionales y pide al gobierno de los Estados Unidos que en tanto persista el actual régimen de terror y dictadura, suspenda todos los envíos de armas a Cuba.


5. Declarar que el frente cívico-revolucionario, por tradición republicana e independentista, no aceptaría que gobernara provisionalmente la república ningún tipo de junta militar.


6. Declarar que el frente cívico-revolucionario alberga el propósito de apartar al ejército de la política y garantizar la intangibilidad de los institutos armados. Que los militares nada tienen que temer del pueblo cubano y sí de la camarilla corrompida que los envía a la muerte en una lucha fratricida.


7. Declarar bajo formal promesa que el gobierno provisional celebrará elecciones generales para todos los cargos del Estado, las provincia y los municipios en el término de un año bajo las normas de la Constitución del 40 y el Código Electoral del 43 y entregará el poder inmediatamente al candidato que resulte electo.


8. Declarar que el gobierno provisional deberá ajustar su misión al siguiente programa:


Libertad inmediata para todos los presos políticos, civiles y militares,


Garantía absoluta a la libertad de información, a la prensa radial y escrita y de todos los derechos individuales y políticos garantizados por la Constitución.


Designación de alcaldes provisionales en todos los municipios, previa consulta con las instituciones cívicas de la localidad.


Supresión del peculado en todas sus formas y adopción de medidas que tiendan a incrementar la eficiencia de todos los organismos del Estado,


Establecimiento de la carrera administrativa.


Democratización de la política sindical promoviendo elecciones libres en todos los sindicatos y federaciones de industrias.


Inicio inmediato de una intensa campaña contra el analfabetismo y de educación cívica, exaltando los deberes y derechos que tiene el ciudadano con la sociedad y con la patria.


Sentar las bases para una reforma agraria que tienda a la distribución de las tierras baldías y a convertir en propietarios a todos los colonos, aparceros, arrendatarios y precaristas que posean pequeñas parcelas de tierra, bien sean propiedad del Estado o particulares, previa indemnización a los anteriores propietarios.


Adopción de una política financiera sana que resguarde la estabilidad de nuestra moneda y tienda a utilizar el crédito de la nación en obras reproductivas, Aceleración del proceso de industrialización y creación de nuevos empleos.”


Como se puede evidenciar en el Programa de la Revolución Cubana en ninguna parte se hace alusión alguna al Socialismo. El proletariado como concepción ideológica y política es totalmente inexistente.


El Manifiesto se refiere al “Frente Cívico Revolucionario”. No conoce ni entiende que la sociedad está dividida en clases y que entre ellas existen antagonismos irreconciliables que se manifiestan como lucha de clases, motor de las sociedades. La concepción de lo “civil” está marcada por una referencia explícita a lo no uniformado, no militar y en ese “costal” meten a todos, burgueses, terratenientes, obreros, campesinos pobres, pobladores, etc. La versión moderna de esta propuesta la esgrime el régimen de Correa con el eufemismo burgués de la “revolución ciudadana”, como si todas las clases al unísono tengan intereses comunes por los cuales luchar.


No se refiere a una clase específica que administre el nuevo gobierno en función del erguimiento de un nuevo Estado. Por el contrario, se refieren básicamente a la “figura”, un individuo que más parecería ser sacado de designios religiosos o mesiánicos. Obviamente, el Mesías era inexcusablemente él, Castro.


Es evidente que el carácter de esa revolución no pasaba del reformismo burgués, no comprendían –porque no eran marxistas- la diferencia sustancial entre sistema de gobierno con sistema de Estado.


Pretendían separar al Ejército de lo político, desde luego, por desconocimiento de qué es el Estado y a qué clase sirve. Cuál es el rol político del mismo, de sus instrumentos, como entre otros es el caso del aparato represivo.


La reforma agraria fue igual de burda: expropiación de predios no utilizables previa indemnización de sus antiguos propietarios. De la misma manera como más de medio siglo después está emprendiendo en el Ecuador el régimen reformista de Correa. Cuánta identidad no es casualidad, es el sello de clase que los aproxima. No intecionan destruir a los terratenientes como clase sino evolucionarlos de tal manera que se ajusten al nuevo formato burocrático.


Desde luego que habrá quienes sostengan que esta era una propuesta inicial que sustantivamente evolucionó en “revolución socialista”. ¡No!, fue una revolución democrático burguesa dirigida por la pequeña burguesía intelectual, que no fue impulsada únicamente por el Ejército Rebelde comandados por Castro y Guevara en Sierra Maestra (puerilidad del foco guerrillero), sino que se apoyó en una briosa lucha emprendida en las ciudades por los sindicatos, mineros, estudiantes y pobladores en general que sin correcta dirección política en los objetivos bregaban contra el régimen tiránico del dictador desgastándolo en los combates urbanos, la paralización de la producción, inestabilidad de la retaguardia enemiga, etc., para posteriormente a esa revolución adaptarle un discurso seudo marxista y mutar de revolución democrático burguesa dirigida por la burguesía a revolución democrática burguesa dirigida por el revisionismo que nutría –y sostiene hasta la actualidad- la dictadura burgués burocrática.


Al poco tiempo del triunfo de la revolución, Fidel Castro y E. Guevara deciden precipitadamente visitar los EEUU con el ánimo de pregonar que "la revolución cubana no es una revolución comunista" que el espíritu de la misma era democrática, en contra de la dictadura de F. Batista. La dirigencia cubana nunca se planteó objetivamente que el carácter de la Revolución tenía que ser Socialista, por el contrario, debía ser democrática. Por la caracterización del país, semifeudal y totalmente sometida por el imperialismo yanqui el carácter necesariamente de esta revolución debía ser democrática, popular y antiimperialista. La variante estriba en el hecho de que quienes dirigieron la revolución estaban cobijados por ideología burguesa, relegando la responsabilidad del proletariado como fuerza ideológica fundamental en la conducción de la revolución y su tránsito ininterrumpido al Socialismo


El marco internacional en el que se desenvolvió en sus primeros tiempos la revolución cubana y particularmente la manera de cómo reaccionó en segunda instancia frente al imperialismo yanqui bajo estímulo de la URSS, hizo profundizar algunos aspectos de la revolución tales como la reforma agraria, la expropiación de importantes medios de producción de la burguesía y terratenientes, etc. Algunas actitudes anti-imperialistas (direccionadas básicamente contra los EEUU) y su “adhesión verbal” al marxismo-leninismo han desorientado a mucha gente en Cuba y en el mundo -inclusive en no pocos casos a nosotros en las décadas de los 60´y 70´del siglo pasado al no entender bien y objetivamente el proceso cubano, tanto así que circunstancialmente al encontrar “oídos receptivos” en el revisionismo de la izquierda ecuatoriana Cuba se constituyó en el principal estímulo de éstos para que precipiten sus tibios intentos por “hacer revolución en el Ecuador” bajo el influjo ideológico (foco guerrillero, guevarismo, revisionismo, oportunismo) de Cuba, aspecto que se refleja en la incoherencia del manejo político, la subjetividad de la propuesta estratégica y sencillamente en el estruendoso fracaso aun antes de empezar.


Posteriormente la dirigencia cubana representada por Fidel Castro acudió al llamado de los revisionistas soviéticos y asistió a la conferencia de la dirección mundial revisionista en Moscú en 1.965 para planear la división del Movimiento Comunista Internacional en beneficio de la corriente revisionista soviética y en detrimento o la búsqueda por “debilitar” la tendencia correcta que enarbolaba el PCCH.


Fueron precisamente los dirigentes cubanos quienes han sostenido su neutralidad en la lucha entre marxistas y revisionistas pregonando el eclecticismo y el pragmatismo, expresiones propias del revisionismo y del oportunismo.


Fue el propio Fidel Castro quién aprovechó la reunión de numerosos dirigentes revolucionarios y la atención del mundo sobre la Conferencia Tricontinental para calumniar a la Revolución Popular China y a sus dirigentes encabezados por Mao Tse-tung. Y es que en la confrontación ideológica entre el PCCH (Partido Comunista de China) y el PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética) en donde se evidenció al Movimiento Comunista Internacional el carácter revisionista y social imperialista de la URSS. Cuba estableció su posición, obviamente del lado revisionista, del PCUS.


Fueron los dirigentes cubanos los que se negaron a asistir al V congreso del Partido Albanes del Trabajo cuando en Albania se ejercitaba la Dictadura del Proletariado (Socialismo) en la medida que éstos también combatían al revisionismo Soviético


LA dirección Cubana sostenía lo innecesario de contar con Partido Comunista para dirigir la revolución, soslayando el papel que cumple, determinante por cierto, el proletariado y su organización en la revolución. Esta concepción oportunista se evidencia en la mecánica de cómo se presentó la Revolución Cubana. Primeramente se hizo la revolución aprovechando –acertadamente- el estado de ánimo y vocación de lucha del pueblo cubano, se tomaron el Poder, después se declararon “socialistas” y posteriormente construyeron el Partido Comunista sobre la base de su proyecto burocrático.


Ha sido la dirigencia cubana quién ha promulgado la línea “tercerista”, el foco guerrillero, negando el papel que cumplen las masas, desestimando el papel de éstas pretendiendo sesgar o negar el rol que cumplen como hacedoras de la historia para dar paso a los caudillos, los imprescindibles, los “superhombres”, de ahí la manera como resaltaron la “figura” del Che, Castro y otros quienes fueron colocados sobre las masas y sobre la ideología. Es importante resaltar que ningún pueblo, grupo u organización que se parapetó en la doctrina del “foco guerrillero” tuvo éxito en sus pretensiones revolucionarias. Sus propios mentores, incluido Guevara, quién al desestimar proterva y fatuamente el carácter determinante que tiene la participación de las masas en la Guerra revolucionaria, murió en Bolivia ceñido al error histórico.






Fidel Castro sostenía que "las condiciones subjetivas en Cuba antes de la revolución eran 7 0 10 fusiles" (¿las masas?, ¿las contradicciones de clase? ¿el aspecto ideológico?) yarremetiendo contra todo criterio marxista sostenía que " yo solo, soy capaz de hacer la revolución en el Brasil", afirmaciones que reflejan en síntesis su arrogancia y concepción pequeño burguesa de la historia, del papel del proletariado, de la lucha de clases y de las perspectivas de la revolución.


Amparados bajo las parámetros teóricos y prácticos que dictó el XX Congreso del PCUS y con él de la consolidación del revisionismo en la ex URSS, en Cuba se generó la burguesía burocrática que reemplazó con un formato económico y político socializante al régimen déspota y represivo de los sectores burgueses más recalcitrantes de la Isla dirigidos por F. Batista. Posterior al triunfo de la revolución, Cuba se inscribió en la nueva división internacional del trabajo que imprimió la URSS y como requerimiento estratégico en la disputa entre las potencias imperialistas de entonces.


Ha sido la dirigencia cubana la que se ha ido apoyando cada vez más en los pequeños propietarios del campo y de la ciudad sin preocuparse de las repercusiones políticas que tiene este predominio, base material del revisionismo. NO es raro que ahora se “saquen la máscara” y abiertamente sostengan el proyecto de “dar paso al capitalismo” si nunca salieron de él, por el contrario, lo evolucionaron a las condiciones particulares de su revolución.


Son ellos quienes crearon dependencia umbilical con el revisionismo soviético abandonando el camino de los propios esfuerzos, del propio desarrollo industrial. El presidente Mao nos ha dicho "¿acaso no se puede templar el acero en el patio trasero de la casa?". Caído el revisionismo soviético era cuestión de tiempo para que la dirigencia cubana entre también en bancarrota arrastrando a las masas de ese país a vivir el oprobio y la miseria que hoy vive. No es raro que desde la bancarrota revisionista de la URSS los mandatarios cubanos vaguen por el planeta buscando nuevos imperialismos o países capitalistas desarrollados a quién entregarse para pretender argumentar condiciones para sostener la dictadura burocrática en la Isla.


La dirigencia cubana soslayó la necesidad de diversificar la producción en función de las necesidades de las masas dando continuidad al mono cultivo de caña, meta del desarrollo económico de Cuba que evidencia -entre otras cosas- el carácter feudal de su economía (¿a caso los yanquis no pensaban y hacían lo mismo en Cuba en la época de Batista?). Producir azúcar, negociarla por petróleo con la URSS a su tiempo, hoy con Venezuela y los remanentes reexportarlos para captar divisas. Estimular el turismo poniendo de rodillas a las masas en condiciones serviles al capital extranjero parecería ser la ecuación perfecta del pragmatismo pequeño burgués.


Fue Fidel Castro quién "tratando de oponerse a la gran tesis marxista de que el imperialismo y todos sus lacayos vistos en perspectiva son tigres de papel, ha sostenido estúpidamente "Sería ridículo ponernos a discutir si son galgos o son podencos, si son podencos, si son de papel o si son de hierro".


"Sobre la posición de Cuba, a la par que coqueteaba con el imperialismo decía: "nosotros no nos vamos a poner a la derecha ni a la izquierda, ni al centro...nos pondremos más adelante de la derecha y de la izquierda". Una vez más su mentalidad ecléctica prevalecía desnudando su condición de clase.


Sobre la necesidad de la lucha armada para la conquista del poder político, sostenía: "cada pueblo debe decidir su vía...que las escojan los pueblos y en unos casos serán pacíficos y en otros el camino de la lucha armada". Cuando hicieron la revolución en Cuba, para la dirigencia revolucionaria la Lucha Armada era una innegable necesidad. Ahora, cuando le conviene, la lucha Armada es relativa y como si fuese poco “optativa”. Ellos saben que la Lucha Armada es una vía inevitable para destruir el viejo Poder, que dialécticamente no existe manera alguna para prescindir de esta forma de hacer política. Su experiencia aún en su condición de revisionistas les dicta que el imperialismo, la burguesía, los terratenientes, aquellos que detentan el Poder confrontarán todo intento que pretenda desplazarlos del mismo haciendo uso de los métodos más cruentos, sanguinarios y violentos. Esta declaración de Castro más parecería responder al interés de que el imperialismo no vincule a la dirigencia cubana a los procesos del revisionismo armado en Latinoamérica –fundamentalmente- que no dejan de ser un “dolor de cabeza” para los EEUU y seguir coqueteándolo a ver qué podría conseguir de ellos.


Una de las expresiones más decidoras de la dirigencia cubana en la voz de Fidel Castro fue cuando sostuvo aquello de que "el comunismo como sistema social, resuelve el problema económico y priva la libertad; el capitalismo quizá mate de hambre, el comunismo por extinción de libertad". ¿Cómo puede hablar un individuo que no conoce del socialismo y del comunismo acerca de sus virtudes o sus defectos? La dirigencia cubana declama el carácter “socialista” de su revolución y ni siquiera creen en ella, no están convencidos de su aplicación, de su necesidad e inevitabilidad histórica. La “razón social determina la conciencia social del individuo”, de ahí sus interpretaciones subjetivas.






Fue Fidel Castro quién sustentaba que la lucha ideológica que planteaba el marxismo leninismo maoísmo contra el revisionismo soviético no era más que una “discusión bizantina".


Cuando la hiena de Alan García asesinaba al pueblo peruano y masacraba de la manera más vil y hartera a los camaradas del Partido Comunista del Perú en las Luminosas Trincheras de Combate; cuando en el Ecuador León Febres Cordero desataba la represión y se mostraba como uno de los regímenes más reaccionarios de la historia del país, la dirigencia cubana RECIBIÓ en su país a estos dos delincuentes con todos los honores de “jefes de estado” avalando de esta manera sus comportamientos.


China maoísta no tuvo solamente en el imperialismo norteamericano, en las potencias capitalistas, en los remanentes del vejo Poder a sus detractores y enemigos acérrimos, a su tiempo la dirigencia cubana respaldando al revisionismo soviético también combatió a la China Popular. Las contradicciones que se generaron entre China y la órbita que comprometía a la URSS revisionista trascendieron de la lucha a dos líneas para ubicarse en la lucha entre dos concepciones antagónicas e irreconciliables como es entre el marxismo leninismo, hoy marxismo-leninismo-maoísmo y el revisionismo. Hoy en día no resulta raro que la China capitalista con ínfulas imperialistas tenga estrecha relación con los hermanos Castro y la burguesía burocrática cubana. La historia de la lucha de clases en la arena internacional el momento del deslinde contrapuso a las dirigencias de estos dos países, hoy se aúnan, se alinean, a la final se identifican en sus medios, en sus propósitos, en su naturaleza de clase. En la década de los 60´y 70´del siglo pasado enemigos de clase, hoy aliados revisionistas.


Fidel Castro, además de conminar a las FARC de abortar la lucha armada por considerarla espontánea en relación al rescate que hiciera la represión de los retenidos por la guerrilla colombiana, entre otros de Ingrid Betancourt y de los tres agentes de la CIA manifestó que “se abría un capítulo de paz para Colombia, proceso que Cuba viene apoyando desde hace más de 20 años como el más conveniente para la unidad y liberación de los pueblos de nuestra América, utilizando nuevas vías en las complejas y especiales circunstancias actuales, después del hundimiento de la URSS”. Resulta una interpretación muy particular del “padre del revisionismo de los últimos años”. Abría que preguntarse ¿cómo el problema de la paz y la resolución de los antagonismos de clase se simplifican a la liberación de unos prisioneros de guerra, considerando que no son pasos que adelantan las masas y su clase fundamental: el proletariado, sino acciones que devienen del interés del viejo Estado y como contraparte una guerrilla extraviada también en el aspecto ideológico? Sería bueno escuchar a Castro de qué manera la liberación de los retenidos por las FARC aporta a la “unidad y liberación de nuestra América” en el marco de nuevas vía para conquistar los objetivos de los pueblos. Si no es lucha armada ¿cuál es el camino a la liberación? ¿La integración latinoamericana que ahora pregonan con el ALBA que no es otra cosa que la asociación de burgueses productores? ¿La vía electoral o parlamentaria? Obvio que F. Castro lo plantee, su condición de clase le dicta el camino y ese es el de la pequeña burguesía, el del reformismo burgués, de la restauración estatal, el del eclecticismo, el camino burocrático del cual él es un innovador para la América dolida.


Así como estos muchos más son los argumentos que podemos encontrar en la práctica social de Cuba para desnudar la inexistencia de un proyecto Socialista. Vale mencionar que el proceso cubano manejado desde 1.959 hasta la actualidad por la dirigencia burócrata del hoy Partido Comunista de Cuba ha jugado un magro papel en las fuerzas revolucionarias del mundo y muy particularmente de Latinoamérica al abordar con sus concepciones revisionistas la intencionalidad de las masas por desarrollar revolución y alejarlas de los correctos ejercicios revolucionarios que apuntalen el proyecto histórico del Proletariado y sus aliados.


Los maoístas siempre valoraremos en su verdadera dimensión el esfuerzo y la lucha estoica del pueblo cubano, no obstante no podemos perder la perspectiva de cuán dañina y anti histórica ha sido la conducción de sus luchas en manos del revisionismo castrista y guevarista, pues es sobre ese referente “revolucionario” sobre el que preponderantemente la reacción a levantado calumnias y desinformación en relación al verdadero carácter que debe tener una revolución bien definida ideológicamente en torno al marxismo leninismo, hoy marxismo-leninismo-maoísmo.


Hay mucho por hacer en Cuba. Respecto del socialismo está TODO POR HACER y lo más importante, reemprender con una Revolución que verdaderamente transite al socialismo no antes barrer todo vestigio que lo comprometa con cualquier imperialismo y la dictadura burgués burocrática.


Pukainti-ec@hotmail.com


Pce-solrojo@hotmail.com


¡VIVA EL MARXISMO LENINISMO MAOÍSMO!


¡A COMBATIR AL REVISIONISMO!


¡SALVO EL PODER, TODO ES ILUSIÓN!


A CONQUISTAR EL SOL ROJO DE LA LIBERACIÓN: ¡EL COMUNISMO!






No hay comentarios:

Publicar un comentario en la entrada

quarta-feira, 22 de outubro de 2014

Karl Marx e os governos comunistas: resposta ao Fábio Goulart


Essa postagem é mais especificamente uma resposta ao vídeo Karl Marx e os governos comunistas, de Fábio Goulart/Cláudio Costa.


Fábio: de início, é sim, exagero dizer, assim como uma estranha observação, dizer que os governos comunistas, inspirados em Marx, iriam fuzilar Marx. Isso é fazer afirmações à parte da história, querendo dizer o seguinte: um falso marxismo chegou ao poder em todas as revoluções e fuzilou os verdadeiros marxistas.

O especialista, Dr. Cláudio Costa, escreve um texto que tem quase que um erro por linha. É um lixo completo. Não, não é minha ideologia que está me cegando. É esse texto que não tem fundamento algum. O problema é que você apenas me forneceu um exemplo de charlatanismo acadêmico. Ao contrário de ser uma exceção, você apenas nos brindou com aquilo que infelizmente é regra nas nossas universidades. Por que? Porque a universidade é um braço, um aparelho ideológico do estado brasileiro, estado esse que, por sua vez, é o estado de um país semi-colonial e semi-feudal. Por isso produz essas análises assim anticomunistas. Ele chega  a se entregar em determinado ponto do texto, ridicularizando essa possível interpretação do seu tipo de produção como sendo mais um dos absurdos do marxismo.

 Onde Marx previu que na Inglaterra seria a primeira revolução comunista? Ele fala que o leninismo seria uma interpretação "pessoal..." de Marx. 

Logo ele começa a cometer as maiores confusões, misturando leninismo e a figura de Trotsky. Trotsky somente entrou no partido bolchevique em 1917 e, entre 1906 e 1917, ele fez inúmeros ataques a Lênin. Ou seja, Trotsky não é leninista.

Depois de erro grotesco, prossegue-se afirmando que o comunismo soviético "cada vez menos teve a ver com o que Marx tinha sonhado". Ora...então em 17 tinha tido tudo a ver com o que Marx tinha sonhado? Marx profetizou que a Inglaterra seria o primeiro país a passar por uma revolução socialista? Onde mesmo???

Primeiro, ele atribui a Lênin a criação de um regime em que as pessoas eram forçadas a agir conforme o comunismo soviético, ou seja, coagidas a agir sem ser por seus "próprios interesses".

Nosso santarrão continua com sua prédica fraudulenta. Se ele não guarda insultos para Lênin, para Stálin ele reserva gentilmente o epíteto de "marginal".

Trata-se de um texto muito viciado por adjetivos, não buscando nunca ser objetivo, muito ao estilo do tipo de texto produzido pelo professor Bertone Sousa  a respeito. Aliás, Bertone Sousa produziu recentemente uma porcaria do mesmo naipe, agora inspirado por um tal Gerd Koenen.

Para Costa, com o marginal Stálin a coisa degringola para um capitalismo de estado baseado na "cupidez e na inveja". Ai que meda, socorro! Um sistema político e econômico baseado em vícios terríveis, bíblicos...quase uma Sodoma e uma Gomorra, quase uma ditadura gay. Marginal maldoso, pior do que o ditador Lênin!  E quem primeiro elaborou esses argumentos, o marginal Trotsky? Uma "monstruosidade incontrolável". Sem base na "classe trabalhadora" --e então, era baseado em que classe? Na burguesia do estado, substituindo uma classe opressora por outra? Era "mais brutal do que os capitalistas ingleses?"

E ainda por cima, o marginal matou "20 milhões de pessoas" na TENTATIVA de construir o comunismo de forma autoritária em um só país.

"Comunismo em  um só país"??? O marginal matou vinte milhões tentando instalar. A loucura piorou, pois Lênin falava em socialismo em um só país, de um para outro a coisa piorou.

A grande questão, a seguir, é saber se, quando o "capitalismo de estado em país pobre" caiu nos anos 80, após setenta anos de existência (que fracasso, hein!), se isso confirma se Marx estava certo ou errado. Certo ou errado...em que ponto mesmo?!

Marx teorizou o capitalismo de estado? Não! Isso foi uma teoria que, a partir de uma interpretação maliciosa de Lênin, os TROTSQUISTAS desenvolveram. A partir daí, o Dr. Costa generaliza que tanto a China quanto a Coreia do Norte seriam isso, "um sistema misto". Eu até concordo nesse ponto, uma vez que a própria China fala em "um país, dois sistemas". 

Chega um ponto, no entanto, que o Dr Costa chega ao àpice da picaretagem, quando diz que "se Marx não existisse, tinha que ser inventado". Para ele, as revoluções aconteceriam do mesmo modo (ele destaca em letras grandes isso) com quaisquer outros pensadores, pois "superestruturas ideológicas nascem e  crescem como capim no mato".

Novamente, trata-se de falar de um pensador que ressalta a importância da história, buscando o tempo todo fugir da história.

O mato é ainda mais alto do que esse espinheiro rasteiro que o Dr. Costa produziu. E o pior é que eu dificilmente conseguiria um vídeo sobre "o que aconteceu depois de Marx" sintetizando as experiências socialistas posteriores. Quem sabe um dia eu mesmo farei!

Ele mexeu num  grande tabu ao falar "daquilo que aconteceu depois de Marx". Luciana Genro, ao dialogar com Danilo Gentili, não consegue sair do impasse quando é confrontada com a frase direitista de que "o socialismo matou milhões". A primeira tarefa era pedir para Gentili que dissesse onde e quem matou. Afinal, todo governante, para poder continuar no poder, precisa produzir o bem-estar de seus cidadãos. O correto é o contrário, o exato contrário: o socialismo SALVOU MILHÕES de vidas de cidadãos. Primeiro, a revolução acabou com a matança da guerra, assim como as políticas do partido comunista da URSS resolveram o problema da fome na Ucrânia (que vinha de muito antes, com fomes periódicas) e possibilitaram a derrota do nazismo na guerra. Stálin deveria é ter ganho o prêmio Nobel.

Sobre o Partido Comunista do Cambodja há que fazer considerações semelhantes. Foram os USA que despejaram bombas sobre o Cambodja, assim como apoiaram uma ditadura militar no país, em substituição ao rei Sihanouk. Detalhe: os monarquistas de Sihanouk, nacionalistas, apoiaram o Partido Comunista do Cambodja. Lendo um programa e alguns documentos do partido disponível na wikipedia de Pol Pot em inglês, nota-se que o partido realmente se inspira em algo de Mao, assim como reivindica ter prioridade em acabar com o analfabetismo, com as doenças tropicais e resolver o problema da agricultura. Por mais que tenha cometido erros, o que se notou foi que o Vietnã invadiu o Cambodja e hoje, conversando com um jovem do Cambodja, Broas, em mensagem pelo facebook, insiste que o Vietnã deseja conquistar seu país e que, para isso, é preciso que a juventude do Cambodja mantenha-se forte. A prioridade de Pol Pot, segundo ele, sempre foi evitar que o seus país, menor e menos populoso, fosse invadido e dominado pelo Vietnã.

 Luciana Genro passou, então, a defender um socialismo puro, imaginário, que nega todo o passado -- assim como o PT fez. Isso é erro primário e que, se for generalizado, fará o PSOL repetir a trajetória de fracasso do PT.

Por fim, o Dr. Cláudio Costa deixa uma mensagem de que "o capitalismo libertarista" é melhor do que a "social-democracia", pontuando, com isso, o contexto em que estamos vivendo, de polarização entre Dilma e Aécio e tomando partido desse último. E isso embora não se possa chamar Dilma de social-democracia e sim neoliberal assistencialista. No entanto, Aécio se liga, por esse termo mesmo "capitalista libertarista", à redução do papel do estado na economia.

















sexta-feira, 17 de outubro de 2014

Gilvan Rocha: Meio Século de Caminhada Socialista


Recebi pelo correio, e, agora resenho, dois livros interessantíssimos do militante do PSOL Gilvan Rocha: Meio Século de Caminhada Socialista e 1964: A grande derrota e outros textos pertinentes.

O que prejudica e atrapalha Gilvan é sua filiação teórica ao trotsquismo. A teoria errônea de Trostsky faz com que produza formulações vazias e prossiga em confusões infrutíferas.

Note o que ele escreve no balanço que faz de 1964, no capítulo sobre a revolução brasileira: "i) O socialismo jamais será um evento nacional. Apesar do processo revolucionário se dar nos limites de cada país, o socialismo, ou seja, a abolição das classes e camadas sociais, só será possível quando a humanidade, através do poder dos trabalhadores, apossa-se de todo o sistema de produção e tecnologia disponível em escala mundial" (ROCHA, 2013, p. 28).

Infelizmente, todas as experiências socialistas apontam em contrário: a revolução socialista aconteceu devido a uma crise geral na Rússia, envolvendo sempre a desintegração do estado então existente devido à guerra, assim como uma questão nacional importante: para resolver os problemas nacionais, a Rússia precisava negociar a paz; negociar a paz com a Alemanha significava lutar contra França e Inglaterra, gesto que o partido no poder, menchevique, não podia fazer, pois estava ligado àquelas potências e era sua aliada interna. Algo semelhante passou-se na China e Coreia invadidas pelo Japão, assim como na Europa Oriental invadida por Hitler e Mussolini: a classe empresarial local ligou-se ao país invasor e foi varrida pelos comunistas junto aos nacionalistas em meio ao processo de libertação nacional. O processo do Vietnã foi semelhante, já trocando o imperialismo francês pela entrada direta do imperialismo americano.

Stálin está, portanto, absolutamente correto ao analisar a questão nacional e o marxismo. Isso não significa, ao contrário do que Gilvan mais que rapidamente associa, capitular ao social-patriotismo da II Internacional. Ele se esquece de que Trotsky, que foi menchevique, foi partidário desse social-patriotismo que ele tanto condena até julho de 1917.

Assim, o diagnóstico de Gilvan a respeito da derrota de 64 e da própria derrota de seu movimento guerrilheiro, atribuído a uma troca do patriotismo pelo socialismo, ao meu ver, leva tudo o que ele escreve a perder o foco fazendo dicotomias errôneas. A partir da negação da questão nacional, ele nega tese dos resíduos feudais no Brasil, encontrando capitalismo e burguesia em Portugal já no período em que o Brasil foi descoberto!

Isso tudo é fruto malévolo do cosmopolitismo tolo do trotsquismo, como se pode ver acima, na citação; supõe ele que, meramente tomando o poder em um país, o mundo estaria ao alcance da mão. Outra contradição que ele passa a negar é entre nação oprimida e nação opressora, assim como propõe, a partir do encontro com o trotquista Sachetta, que teria se encontrado com Trotsky em pessoa no México, um sistema pluripartidário. 

Isso é negar as teses leninistas sobre o imperialismo, confusão em que também Trotsky incorre. Gilvan, como um José Paulo Netto, espera é revolução em Paris, em Washington e reage com decepção quando ela ocorre na Nicarágua (experiência que ele mal menciona).

Quando o imperialismo se desenvolve no centro, gerando as multinacionais, ele cria uma situação favorável a ele no centro e tensiona a periferia. Por isso tantas revoluções em países coloniais e semi-coloniais e sua persistência, ainda que residual, até 2014. Cuba, Vietnã, Laos, China e Coreia terão, para voltar ao capitalismo, de retroceder na revolução democrática e nacional, por isso não retrocederam: tensões internas impediram o retrocesso. Essas revoluções, inclusive, foram conquistadas durante, com muito sangue e luta, por isso o povo não abre mão delas facilmente --felizmente.

Felizmente, nessa altura do livro Gilvan reconhece que Trotsky não era bolchevique histórico (ainda bem!). Mais adiante, no entanto, Gilvan condena tanto a via parlamentar quanto a luta armada dos maoístas por seu suposto chamado patriótico, mas não deixa, também, de fazer, dos anos 80 em diante, somente a via parlamentar que condena: passa por inúmeros partidos, de PT a PSB e hoje está no PSOL, mas ainda assim chamando para fazer o Partido Anticapitalista Revolucionário.

O trotsquismo parece tê-lo contaminado nesse sentido: ele facilmente, quase compulsivamente, propõe e pratica o racha e o divisionismo, mesmo que seja por uma questão simples, tal como um grupo assumir-se ou não trotsquista, tal como aconteceu com ele nos anos 60. Igualmente, ele renega o modelo de partido de Lênin por ser um partido único e ressalta que para ele o problema da degeneração burocrática da URSS aconteceu a partir do décimo congresso, em 1921. Nota-se, então, que ele faz revisões do próprio Trotsky, não sendo, de forma alguma trotsquista propriamente dito.

Em linhas gerais, tenho divergências inúmeras com Gilvan, mas aponto que o ponto alto desses dois livros está mesmo no biográfico Caminhada Socialista, livro em que ele trata da guerrilha em Goiás, experiência pouquíssimo conhecida e muito rica.

A meu ver, por mais que Gilvan critique a experiência cubana, à qual ele estava então ligado, ele ainda a mistifica, julgando ainda que foram os poucos lutadores do foco os responsáveis pela revolução. Ora, os movimentos sociais já estavam ativos na ilha, o foco armado apenas apontou ao movimento de massas um horizonte naquele contexto histórico. E, como ele considera que a restauração do capitalismo ocorreu na URSS em 1921, ele tende a colocar no mesmo plano os maoístas, castristas e trostsquistas, chamando todos de possuidores de supostas matrizes stalinistas, demonizando a figura de Stálin e sempre dissociando-o de Lênin.

O movimento realizado por Gilvan e seus companheiros em Dianópolis, em 1962, fracassou devido à enorme desconfiança da população da região e as mentiras ditas por eles devido a isso; primeiro disseram que faziam parte de uma companhia da colonização, para somente então se dizer braço armado das Ligas Camponesas. O movimento do que faziam parte enquanto braço armado, MRT, Movimento Revolucionário Tiradentes, mostrou-se vacilante e confuso, assim como as Ligas Camponesas como um todo. A meu ver, a ideia do caminho pacífico do governo Jango e do partido comunista brasileiro era atraente e desmobilizava bastante, tendo peso maior, no contexto nacional, do que as diretrizes maoístas e cubanas de então. O exército também conseguiu encontrá-los de surpresa, revertendo a lógica da guerrilha, que deve sempre ser uma surpresa.

Finalizando, sobre o projeto do PT, Gilvan é certeiro: o processo reformista, se altera a ordem estabelecida, é barrado. O que ficou do PT foi a ideia de que o capitalismo, bem gerenciado por um "modo PT de governar", pode ser humanizado e tornar-se benévolo, o que é totalmente equivocado. Gilvan está certo ao concluir que a esquerda não precisa se preocupar com a gestão desse estado que está aí, isso é obrigação da burguesia. Ele não consegue, no entanto, tirar as medidas concretas que se deveria tomar agora em 2014. O que fazer? Votar nulo e boicotar as eleições? Nada disso interessa muito ao Gilvan maduro, dos anos 80 em diante, quando volta do exílio. Ele sempre mantém ligações com a política oficial, parlamentar, por vezes chega a ocupar cargos no estado, quando da gestão petista em Fortaleza. Gilvan segue apenas campeando votos para o PT, PSB, PSOL...assim como sonhando em criar o seu próprio partido...para apenas gerenciar o que ele sabe que não tem que ser gerenciado e sim revolucionado, segundo a teoria de Lênin!

 Ele também relembra o quanto o PT cresceu com o discurso moralista contra a corrupção, o que lhe valeu a pecha de UDN de macacão, como disse Brizola. É muito curioso ver como, em 2014, o discurso moralista foi adotado pelo candidato Aécio Neves e, com a conjunção de denúncias sobre a Petrobrás na onipresente mídia ligada a setores mais próximos de Aécio, efetivamente está conseguindo vibrar fortes golpes no lulismo nessa campanha de 2014.








O incidente "Lin Biao": China dos anos 60 até o movimento de Hong Kong






Lin Biao (1907-1971) seria o possível sucessor de Mao Tsé Tung e foi um dos dirigentes mais ativos na revolução cultural e entre 1966-70. Ele prefaciou o Livro Vermelho de Mao.

Segundo Jason Unruhe, a revolução cultural chinesa constitui-se das seguintes medidas: ruptura com hábitos, comportamentos e tradições antigas; abolição da moda; criação dos médicos populares que iam a cada aldeia, atendendo a cada família; fechamento temporário das universidades, principalmente para que se fosse repensada a divisão entre trabalho manual e trabalho intelectual. Dentre  outras medidas igualitárias, o oficial do exército tinha que servir uma semana do mês como praça, para entender como viviam e sentiam os subordinados.

Pode-se dizer que foi também entregue o poder aos jovens, que formaram as chamadas Guardas Vermelhas, que de fato detinham parte do poder e eram uma forma de democracia direta. Em alguns casos, cometeram excessos, combatendo a linha kruschevista dentro do partido chinês. Uma linha efetivamente agredia fisicamente os revisionistas. Chiang Ching, esposa de Mao, foi uma das defensoras da linha que defendia a reeducação. Ela reiterava bastante a questão da cultura e da arte, aliás, segundo Mao, um elemento que tinha feito com que acontecesse a restauração do capitalismo na União Soviética de Kruschev a partir de 56. Os maoístas consideram tanto a URSS quanto Cuba de Fidel como social-imperialistas, ou seja, socialistas de fachada, imperialistas de fato.

A narrativa oficial dos chineses é que Lin Piao começou a indispor-se com Mao a partir de 1970, quando passou  a desejar centralizar o poder, passando a distanciar-se de Mao. Há quem diga que ele foi vítima de intrigas no partido entre as facções. O fato é que também entrou em choque com a esposa de Mao, tendo debatido de forma ácida com ela em um congresso; foi exigido a ele, pelo partido, autocrítica a respeito, mas ele preferiu afastar-se do diálogo e ficar numa reclusão cada vez maior . A partir de 1970, em resposta, o partido passou a exigir dele uma autocrítica, principalmente em resposta  aos supostos excessos da revolução cultural proletária, produzindo ainda uma maior afastamento.

Por fim, segundo a narrativa oficial estabelecida posteriormente, ele foi tido como culpado pelos excessos da revolução cultural e, em resposta, buscou articular um golpe de estado contra Mao, tendo fracassado e buscado fugir para a União Soviética, quando, então, morreu num acidente aéreo. Foi sucedido na posição de vice-presidente da China por Deng Xiaoping. 

Pode-se supor que Lin Piao foi envolvido em conspirações e intrigas que já dividiam o partido comunista chinês em duas linhas, a partir dos anos 70: a linha dos que queriam reintroduzir o mercado (Li Shaoqi, Deng Xiaoping) e Chiang Ching, Zang Chunqiao, Wang Hongwen e Yao Wenyan. Depois da morte de Mao, o centrista Hua Kuaofeng foi colocado no poder para evitar o atrito entre as duas linhas, pois era tido como um centrista.

No entanto, no dia 6 de outubro de 1976, completando aquilo que os maoístas consideram um golpe revisionista, um general chamado Li Xiannian, que era braço direito de Hua Kuaofeng, prendeu tanto Chiang Ching quanto os outros maoístas históricos. Nos anos 80 eles passaram a ser julgados e ficaram conhecidos como "Gangue dos Quatro" ou "Camarilha dos Quatro". Por trás dessa prisão, que se seguiu a muitas outras prisões dentro do partido, estava a reintrodução do capitalismo, assumida hoje em dia na China, quando se fala em "um país, dois sistemas". A tendência, com a crise mundial do capitalismo, é da luta interna tornar-se mais e mais encarniçada entre os partidários  dos dois sistemas, acabando o tempo em que puderam coexistir. O movimento de Hong Kong em 2014 pode ser interpretado como o prenúncio do acirramento da luta de classes dentro da China.

Chiang Ching foi condenada à morte, mas sua sentença foi comutada para prisão perpétua. Chiang Ching defendeu-se alegando que seguia Mao e que "fazer a revolução não é crime". Anos depois, ela criticou os estudantes que fizeram os movimentos de 89, aliás parecidos com os de agora, 2014, em Hong Kong, movimentos mais liberais ao estilo ocidental do que maoístas: "o culpado é Deng. Ele trouxe todas essas ideias ocidentais para dentro da China". Ela cometeu suicídio em 1991 (já estava doente de um câncer na garganta e negando-se a tratá-lo) e deixou uma nota que ficou famosa: "A revolução foi traída por Deng Xiaoping e sua corja (...). Grande timoneiro, sua seguidora e lutadora está indo ao seu encontro!".

Os historiadores do Ocidente consideram Lin Piao responsável pelo "culto da personalidade" de Mao e levantam várias questões a respeito de sua morte; há quem sustente que ele estava, na verdade, voltando da URSS. Curiosamente, o partido comunista chinês culpou tanto Lin Piao quanto Chiang Ching, esposa de Mao, pelos excessos na revolução cultural; devemos então duvidar dessa condenação.